La localidad de Chimpay, en el noreste de Río Negro, se prepara para sumarse al competitivo negocio de la carne vacuna. Solemar, un frigorífico con más de dos décadas dedicado casi exclusivamente a la faena de equinos, ha iniciado una transición estratégica que lo posiciona como un nuevo actor en la industria bovina, con proyección tanto en el mercado interno como en las exportaciones.
Según confirmaron fuentes cercanas a la actividad a +P , la empresa ya ha realizado al menos cuatro faenas de prueba con vacunos. Una de ellas involucró un lote de novillos de casi 500 kilos producidos en Río Negro y comercializados por una carnicería premium de Neuquén Capital. Estas pruebas, clave para validar los procesos operativos, han permitido ajustar detalles menores en la planta, aunque el mayor desafío sigue siendo la agilidad en los trámites ante el Senasa para obtener las autorizaciones definitivas.
“Los ajustes son mínimos, pero necesitamos que los procesos regulatorios no se demoren”, aseguró un empresario del sector que visitó la planta la semana pasada. Entre las modificaciones necesarias, se encuentra la instalación de balanzas en las rieleras conectadas al sistema ARCA, lo que permitirá informar en tiempo real la cantidad de kilos procesados, un requisito fundamental para la exportación.
La producción estaría dividida en partes iguales: dos días y medio destinados al mercado interno y otros dos días y medio para la exportación. La planta, que emplea directamente a 70 personas, cuenta con sala de desposte, envasado y empaquetado, y fue diseñada originalmente para cumplir con estándares internacionales, lo que facilita su expansión al comercio exterior.
Los vínculos comerciales previos, especialmente con clientes de Rusia, Italia y otros países europeos, serán claves para facilitar la entrada al mercado vacuno. Además, se analiza la posibilidad de exportar cueros, ampliando así la gama de productos comercializados.
Solemar está estratégicamente ubicada en una zona rodeada de feedlots y a solo 180 kilómetros de Neuquén Capital, lo que le otorga una ventaja logística frente a otras plantas. Su irrupción podría generar cierta reconfiguración en el sector, ya que la demanda de faena en el Alto Valle y Neuquén está cada vez más concentrada en pocas plantas, muchas de ellas trabajando al límite de su capacidad.
Actualmente, la faena en la región está a cargo de cuatro empresas principales: Fridevi, Luis Beltrán, JJ Gómez y Senillosa. De estas, las dos últimas procesan cerca de 4.300 animales mensuales cada una. Solemar, por su parte, no pretende alcanzar esos volúmenes, sino establecer una operación más selectiva y especializada, priorizando la calidad y la eficiencia.
El cambio responde, en parte, a la caída sostenida en la faena de equinos, un mercado que en 2023 facturó apenas 50 millones de dólares a nivel nacional, con solo cuatro plantas habilitadas en el país. La caída de la demanda internacional y la lejanía de los proveedores del norte argentino han hecho que esta transición sea no solo viable, sino necesaria para mantener las fuentes de trabajo y aprovechar las inversiones realizadas.
Las autoridades de la empresa buscan obtener todas las habilitaciones oficiales antes de septiembre, plazo crucial para comenzar a generar ingresos que permitan cubrir los costos fijos actuales, entre ellos la masa salarial.
Con esta nueva etapa, Solemar no solo se adapta a los cambios del mercado, sino que también amplía la oferta de procesamiento cárnico en la región, consolidándose como una alternativa estratégica para productores, mayoristas y compradores internacionales.