La reciente decisión de Lorena Villaverde de renunciar al cargo de senadora nacional no es un episodio aislado ni un revés personal, si no la expresión más cruda de un problema que se viene profundizando desde que el gobierno libertario decidió convertir a la política en un circo de candidaturas, donde los cargos se reparten sin medir su impacto institucional ni su significado ético.
Villaverde arrastra un pasado judicial que ningún país debería ignorar (ni siquiera cuando fue elegida diputada nacional), nada más ni nada menos que una causa por narcotráfico en Estados Unidos, donde resulto detenida con una condena inicial y un expediente que recién se cerró quince años después, sin una explicación transparente y con demasiadas zonas grises. No se trata de prejuicios ni persecuciones, sino de hechos. No es una operación mediática como indica la actual diputada para defenderse, es información pública que ocultó durante todo este tiempo.
Cuando una persona con antecedentes tan graves, aunque formalmente saldados, pretende ingresar a un cargo electivo, lo que está en juego no es más que la representación de un pueblo en un espacio parlamentario donde se deciden y se debaten las leyes que lo regulan. Impugnar su pliego no fue un acto de capricho político, sino un exigencia mínima (pero esencial) de coherencia democrática.
Con la renuncia finalmente presentada, no solo se desnuda una derrota del oficialismo. Es la confirmación de que la política no puede convertirse en un escondite para personas vinculadas a delitos de gravedad, y mucho menos bajo la excusa de la antipolítica que hoy gobierna la Argentina. Lo que está en juego es la calidad de nuestras instituciones y la legitimidad de quienes pretenden representarnos. La sociedad argentina merece representantes a la altura de los desafíos que enfrenta, no nombres surgidos del casting de Gran Hermano ni de un proyecto que confunde rebeldía con irresponsabilidad.
La transparencia, solvencia ética y un compromiso real con el respeto democrático que la ciudadanía merece, son los cimientos necesarios para recuperar la dignidad de los espacios en los que se define el futuro del pueblo.
Cristian Edward Rodicio
DNI. 34958877
Pte. Mesa Viedma – Partido del Trabajo y la Equidad de Rio Negro (ParTE)










