El juez electoral Alejo Ramos Padilla tendrá la última palabra sobre quién encabezará la lista de diputados nacionales de La Libertad Avanza (LLA) en la provincia de Buenos Aires, tras la renuncia de José Luis Espert. La definición genera máxima tensión dentro del oficialismo libertario, ya que de la resolución depende si el primer lugar lo ocupará Diego Santilli o Karen Reichardt.
El escenario se volvió incierto luego de que surgieran interpretaciones dispares sobre la aplicación de la ley de paridad de género. Según una de ellas, el reemplazo de Espert debería recaer en el varón que le sigue —en este caso, Santilli—. Pero otra lectura sostiene que, tratándose del primer lugar, toda la lista debe correrse hacia arriba, lo que dejaría a Reichardt, hoy segunda, como cabeza de lista.
Fuentes judiciales confirmaron que no hay jurisprudencia uniforme sobre este tipo de casos. “Existen fallos de todo tipo, pero la definición corresponde al juez electoral”, explicaron. Por eso, el artículo 7 de la ley de paridad —que establece reemplazos según el género del renunciante— no se aplica automáticamente.
Desde el Gobierno planean presentar ante Ramos Padilla una lista encabezada por Santilli para su oficialización. La estrategia busca evitar que Reichardt, conocida por su paso por la Brigada Cola, termine liderando la boleta libertaria, un escenario que en la Casa Rosada califican de “incómodo”.
El antecedente más cercano se remonta a 2015, cuando Fernando Niembro renunció al primer lugar de la lista de Cambiemos tras una investigación periodística. Su lugar fue ocupado por Silvia Lospennato, pese a que en ese entonces aún no regía la ley de paridad.
En caso de que Reichardt no acepte renunciar, Ramos Padilla deberá resolver si corresponde que ella encabece la lista. Si el fallo no satisface al oficialismo, podría ser apelado ante la Cámara Nacional Electoral y, eventualmente, llegar a la Corte Suprema, aunque los plazos electorales hacen que ese camino resulte poco probable.
La opción prioritaria para el Gobierno, entonces, es lograr que Reichardt se baje voluntariamente, ya que los plazos para modificar las listas vencieron hace dos meses. “Si se planta, habrá horas de intenso machismo”, deslizó una fuente oficial.
Mientras tanto, la incertidumbre frena la reimpresión de las boletas. Ya está impresa la mitad de los ejemplares y este lunes debía entregarse el resto. Cada minuto de demora encarece el proceso, en un contexto en que el tiempo electoral y la política libertaria se entrelazan en un laberinto que deberá resolver un juez al que Milei y su entorno, hasta hace poco, acusaban de “kuka”.