A veces, los cambios más profundos no llegan con grandes ceremonias, sino con gestos sencillos cargados de significado. Así lo demostró la comunidad educativa de la Escuela de Educación Especial N°8 de Choele Choel, que ayer dio un paso fundamental en su proyecto formativo y de inclusión: la habilitación oficial para comenzar su taller de panificados.
En un emotivo encuentro, la Municipalidad de Choele Choel entregó los certificados de manipulación de alimentos y buenas prácticas alimenticias a los estudiantes de la institución. Este documento, clave para cumplir con las normativas sanitarias, les permite ahora comenzar formalmente con la elaboración y, en un futuro cercano, la comercialización de productos de panificación.
El taller, que los alumnos venían preparando con entusiasmo y dedicación, se convierte en una herramienta concreta para su desarrollo personal, social y laboral. Más que una clase más, representa una puerta abierta hacia la autonomía y la inclusión productiva.
“Esto para nosotros significa mucho. Es darles a los chicos la posibilidad de sentirse útiles, de trabajar, de aportar desde su lugar. Y eso es un derecho”, destacaron desde el Área de Promoción y Seguridad Ciudadana del municipio, que acompañó el proceso con asesoramiento y gestión.
Desde la escuela especial resaltaron el valor del apoyo institucional y celebraron el compromiso del municipio, que no solo otorgó el aval necesario, sino que facilitó el acceso a una certificación esencial para la puesta en marcha del proyecto.
Con este taller, los estudiantes no solo aprenderán habilidades técnicas, sino que fortalecerán su autoestima, su trabajo en equipo y su sentido de pertenencia. Además, se abre la posibilidad de que sus productos lleguen a la comunidad, generando un vínculo social más fuerte y solidario.
En un tiempo en el que se habla mucho de igualdad de oportunidades, Choele Choel muestra que, con voluntad y acompañamiento, es posible construir inclusión con hechos concretos, silenciosos, pero profundamente transformadores.