Economía enfrenta una nueva derrota en el mercado: pese a ofrecer tasas que casi triplican la inflación, el Tesoro no logró renovar casi la mitad de los vencimientos. Los bancos prefirieron quedarse con los pesos, generando una fuga de liquidez hacia el dólar y reavivando el temor a un reperfilamiento de la deuda en pesos.
El frente financiero del Gobierno de Javier Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, sufrió un nuevo revés este miércoles, cuando la licitación de deuda en pesos dejó al descubierto el profundo desconfianza del mercado. Pese a ofrecer tasas estratosféricas —cercanas al 70% anual— que duplican e incluso triplican la inflación proyectada, el Tesoro solo logró renovar el 61% de los $16 billones que vencían. Es decir, no pudo refinanciar casi el 40% del pasivo, lo que implica que deberá afrontar un pago inmediato de unos $5.7 billones.
La Secretaría de Finanzas informó que se adjudicaron solo $9 billones en Letras y Bonos del Tesoro, mientras que tres emisiones clave quedaron desiertas: la “Tamar” a febrero de 2026, el dólar linked a diciembre de 2025 y el Boncer a octubre de 2025. Este resultado no solo evidencia una retracción del mercado, sino que también enciende las alarmas sobre la sostenibilidad del modelo financiero actual.
Tasas récord, pero sin compradores
Para intentar atraer inversores, el Gobierno aceptó pagar tasas que rozan el 69,2% anual para instrumentos como las Lecap y Boncap con vencimiento en septiembre. Sin embargo, los bancos decidieron no prestarle al Estado y, en cambio, prefirieron mantener la liquidez en sus balances.
“No hay ningún negocio que deje plata hoy en la Argentina”, resumió un importante empresario en diálogo con La Política Online (LPO). “Con estas tasas, el crédito se estrangula y la economía real sigue hundiéndose”.
Para Christian Buteler, economista y experto financiero, el escenario es insostenible: “Las tasas reales que se están manejando son imposibles de sostener. No solamente para la actividad privada, sino también para el resultado fiscal. Son ruinosas”.
Emisión récord y riesgo de reperfilamiento
El fracaso en la licitación obliga al Banco Central a emitir dinero para cubrir los vencimientos no renovados, lo que alimenta aún más la presión sobre el tipo de cambio. Los $5.7 billones que no se refinanciaron equivalen al 17% de la base monetaria, y gran parte de ese dinero podría migrar hacia el dólar en busca de refugio.
“Lo que no se renovó, habrá que pagarlo. Y esa liquidez suelta puede terminar presionando fuertemente al alza el tipo de cambio”, advirtió Buteler. El temor al dólar blue y a una nueva corrida cambiaria vuelve a instalarse en los pasillos financieros.
Este escenario recuerda a la fallida liquidación de las Lefi, cuyo impacto aún no ha sido superado por el equipo económico. “Se mandaron una al estilo Marcó del Pont”, criticó un director de banco en diálogo con LPO, en referencia a la gestión de Martín Redrado durante la crisis de 2008.
El fantasma del reperfilamiento
Lo más preocupante es que, tras este nuevo fracaso, el fantasma de un reperfilamiento de la deuda en pesos ha vuelto a aparecer. En los mercados ya se habla abiertamente de una posible postergación unilateral de pagos, similar a la que en 2019 llevó a cabo el entonces ministro Hernán Lacunza tras la crisis desatada por las PASO.
“Como no quisieron hacer un plan Bonex, ahora van de cabeza a una reestructuración, como le pasó a Macri con el reperfilamiento”, afirmó un experimentado operador del mercado. Y otro, con ironía: “Después de octubre no quedan ni las tortugas que sostienen la tierra”.
En agosto de 2019, el Gobierno de Alberto Fernández postergó unilateralmente el pago de deuda de corto plazo en pesos, marcando lo que hasta hoy sigue siendo el primer y único default en moneda local en la historia argentina. Hoy, ese espectro vuelve a sobrevolar las mesas de dinero.
¿Qué sigue?
El lunes, el Tesoro deberá enfrentar el pago de los $5.7 billones no renovados. La pregunta es: ¿de dónde saldrá el dinero? La emisión monetaria parece inevitable, lo que podría disparar nuevas subas en las tasas de interés y, sobre todo, en el valor del dólar.
En los pasillos oficiales, nadie pronuncia la palabra “reperfilamiento”, pero ya circula entre economistas, banqueros e inversores. El mensaje del mercado es claro: más allá del corto plazo, nadie quiere quedarse a dormir con los bonos en pesos del Tesoro.
El plan económico de Milei y Caputo, basado en la dolarización y el ajuste fiscal, sigue chocando con la realidad financiera. Y cada nueva licitación fallida agrava el panorama, mientras el reloj del mercado sigue corriendo.