El economista y dirigente político Claudio Lozano lanzó duras críticas al discurso del presidente Javier Milei, en el que se presentó el proyecto de Presupuesto 2026. Según Lozano, la exposición presidencial “no precisó dato alguno” y buscó “ocultar con buenos modales una política que solo tiene para ofrecer ajuste perpetuo”.
“El único veto que debe sostenerse y extenderse al plano nacional es el que el pueblo de la provincia de Buenos Aires le dio al Gobierno en las elecciones del 7 de septiembre. Milei debe creer que los argentinos no saben dónde viven”, sostuvo Lozano, en alusión al revés electoral que sufrió el oficialismo.
El economista cuestionó la idea de que el equilibrio fiscal garantice inversiones, empleo y crecimiento. “Si concediéramos que hoy existe equilibrio fiscal y nos olvidáramos de la deuda pública y los intereses impagos, lo cierto es que nada de lo que Milei promete se cumple. El país atraviesa recesión, caída del consumo, cierre de empresas, destrucción de empleo y fuga de capitales”, detalló.
Lozano también subrayó que el superávit acordado con el FMI para 2026 es 22% superior al de este año, lo que anticipa —a su entender— un nuevo ajuste. “Si la economía sigue parada, no habrá recaudación que lo sostenga. La única vía será recortar aún más el gasto, que ya cayó un 30% respecto de 2023. No pueden dinamizar la actividad porque su prioridad es juntar dólares para pagar deuda”, afirmó.
En tono crítico, definió como “fantasiosas estupideces” las proyecciones del Presidente sobre un futuro de prosperidad dentro de 30 años y advirtió que “Mileilandia no existe”.
Por último, Lozano reclamó que el Congreso “recupere el rol que le asigna la Constitución” y elabore un presupuesto alternativo a la discrecionalidad del Ejecutivo. “Si Milei lo veta, el Parlamento debe insistir y construir las mayorías necesarias para, incluso a través del juicio político, reencauzar la vida institucional de la Argentina y abrir una nueva esperanza popular”, concluyó.
Más allá de la polémica, lo que plantea Lozano pone en el centro del debate un interrogante clave: ¿puede el equilibrio fiscal ser una estrategia de desarrollo por sí mismo, en un país con recesión, desempleo y un tejido productivo debilitado? La discusión trasciende los números y confronta dos miradas de futuro: la de un ajuste permanente para sostener compromisos financieros, y la de quienes reclaman que el presupuesto vuelva a ser una herramienta de crecimiento inclusivo. En esa tensión se juega hoy no solo el rumbo de la economía, sino la calidad misma de la democracia argentina.