Una mujer compró un televisor Smart de 75 pulgadas que dejó de funcionar a los pocos días. La pantalla quedó totalmente en negro. Realizó rápidamente el reclamo en el supermercado de Río Colorado donde lo había adquirido. Desde el servicio técnico se generó una orden para reemplazar el equipo, pero nunca se concretó.
La jueza Civil de Choele Choel consideró probado el incumplimiento contractual y condenó al comercio y al fabricante a entregar un nuevo televisor con las mismas características que el adquirido. Además, deberán pagar una suma de dinero por el daño punitivo, más los intereses.
La señora presentó toda la prueba: el ticket de compra, los resúmenes de la tarjeta, la garantía y copia del intercambio de correos electrónicos con el técnico autorizado. También se recibieron declaraciones testimoniales que confirmaron el desperfecto del televisor y la falta de respuesta efectiva por parte de las empresas.
El supermercado reconoció la venta del televisor, pero sostuvo que derivó a la señora al servicio técnico del fabricante, ya que el equipo se encontraba dentro del plazo de garantía. Negó toda responsabilidad en las fallas y en el cobro indebido de las cuotas. El fabricante también negó los hechos.
La jueza aplicó la Ley de Defensa del Consumidor. Señaló que tanto el comercio como el fabricante integraban la cadena de comercialización, por lo que debían responder solidariamente por el daño sufrido por la consumidora.
Determinó que existió un incumplimiento contractual sin causas justificadas ni cumplimiento de las obligaciones legales. Además, acreditó una conducta desaprensiva por parte de las demandadas, que desatendieron los derechos de la consumidora y la obligaron a iniciar múltiples acciones para obtener una reparación, lo que constituyó un claro destrato.
