Con UnTER retirándose de la mesa, UPCN en las calles, ATE cuestionando y ASSPUR denunciando una “parodia”, el Ejecutivo provincial exhibe una peligrosa mezcla de improvisación y desgaste político. La falta de respuestas salariales amenaza con detonar un conflicto de gran escala.
La paritaria docente de este jueves 18 de septiembre terminó en un nuevo portazo. UnTER decidió retirarse de la audiencia ante la ausencia de una propuesta salarial concreta por parte del Ministerio de Educación y Derechos Humanos, que apenas se limitó a plantear un cuarto intermedio.
“Hoy era el momento en el que debía hacerse una propuesta salarial. Lamentablemente, este Ministerio no muestra voluntad política de solucionar el salario que merecemos. Los hacemos absolutamente responsables de las definiciones que tomemos desde el sindicato”, advirtió la secretaria general, Silvana Inostroza, en un mensaje cargado de enojo.
La reunión comenzó con dos horas de retraso y se disolvió en cuestión de minutos. Por segunda vez consecutiva, la ministra Patricia Campos brilló por su ausencia, lo que incrementó la sensación de desinterés oficial.
“Estamos por debajo de la inflación, muchos cargos docentes cobran por debajo de la línea de pobreza. El Gobierno está apostando a un conflicto con lxs docentes”, disparó Inostroza, confirmando que UnTER convocó a un Congreso Extraordinario para el 24 de septiembre con el fin de definir medidas.
Un frente sindical cada vez más amplio
La falta de propuesta salarial no sólo golpeó a la docencia. En la mesa de la Función Pública tampoco hubo avances: el Ejecutivo dijo que recién en octubre presentará una oferta, escudándose en la “incertidumbre macroeconómica”.
El planteo fue rechazado de plano por los gremios. UnTER lo calificó de dilatorio, ASSPUR directamente definió la mesa como una “parodia” y ATE cuestionó la falta de respuestas, sin descartar medidas de fuerza en los próximos días.
Mientras tanto, la mañana estuvo marcada por una escena poco habitual: UPCN volvió a marchar en Viedma, encabezada por su histórico dirigente Juan Carlos Scalesi. El sindicato, que hacía tiempo no se movilizaba, declaró el “estado de alerta” por el deterioro salarial y confluyó en la Función Pública con una columna de ASSPUR.
“Esta es la primera muestra de cansancio. Son las cosas que nos viene haciendo el gobierno no sólo a UPCN, sino a todos los trabajadores públicos”, advirtió Scalesi, en un mensaje que refleja el clima de hartazgo transversal.
Un tablero político que se recalienta
Con los docentes en pie de guerra, los estatales en alerta y la salud pública al borde de nuevas medidas, el Gobierno rionegrino decidió patear la pelota hacia adelante y apostar a la paciencia social. El riesgo es evidente: la bronca acumulada en múltiples gremios puede converger en un conflicto de mayor escala, capaz de transformar la pulseada salarial en una crisis política de primer orden.
El problema es que la paciencia social no es infinita. Gobernar no es administrar excusas ni patear reuniones, sino dar respuestas. La estrategia oficial de “ganar tiempo” ya empezó a volverse en su contra: cuando todos los gremios se ponen de pie al mismo tiempo, lo que tambalea no es sólo la paritaria, es el poder mismo del gobierno.