En la tarde de este viernes, un accidente de tránsito ocurrido en la intersección de calles 12 de Octubre y Rivadavia de Lamarque dejó como saldo a una adolescente de 14 años con una fractura de clavícula.
El siniestro se produjo minutos antes de las 14 horas y tuvo como protagonistas a una camioneta Toyota Hilux blanca, conducida por un hombre mayor de edad domiciliado en Pomona, y una motocicleta Zanella azul en la que circulaban dos menores de edad.
Tras el impacto, una de las jóvenes que viajaba en la moto debió ser asistida en el hospital local, donde se confirmó la fractura de clavícula, aunque se aguardaban los certificados médicos para determinar si presentaba otras lesiones.
La Fiscalía Descentralizada tomó intervención en el hecho y dispuso el secuestro de ambos vehículos, además de ordenar la participación del Gabinete de Criminalística. Asimismo, instruyó el inicio de actuaciones judiciales correspondientes, dado que se trata de lesiones graves.
Más allá de lo estrictamente judicial, el episodio vuelve a encender las alarmas sobre una situación recurrente: menores de edad circulando en moto, sin licencia habilitante y sin casco, con el consentimiento —explícito o implícito— de sus propios padres. Una irresponsabilidad que no solo pone en riesgo la vida de los adolescentes, sino que también multiplica las probabilidades de tragedias en la vía pública.
A esto se suma la notoria falta de controles efectivos en la localidad y en la región, donde a diario se pueden ver motos conducidas por jóvenes sin las condiciones mínimas de seguridad. La ausencia de fiscalización no solo permite estas conductas, sino que las naturaliza, generando un caldo de cultivo para más accidentes como el ocurrido este viernes en Lamarque.
Es hora de decirlo con claridad: los padres que entregan una moto a sus hijos sin edad ni condiciones para manejar son tan responsables como los propios conductores. Y las autoridades que miran para otro lado frente a esta realidad, también. Cada accidente como este no es un “infortunio”, sino la consecuencia directa de la irresponsabilidad y la desidia. Si no se actúa con firmeza en materia de controles y concientización, la próxima noticia puede ser la de una vida perdida.