El alto el fuego se aproxima a la Franja de Gaza tras el consenso alcanzado por Israel y Hamás para la primera fase de un acuerdo que podría poner fin a esta guerra, que ha dejado más de 65.000 muertos —la mayoría civiles— en el enclave palestino, a causa de los ataques del país hebreo. EEUU, Сatar, Egipto y Turquía fueron los intermediarios.
(Sputnik).- El acuerdo alcanzado en Egipto se basó en el plan de 20 puntos para Gaza anunciado en septiembre pasado por el presidente de EEUU, Donald Trump, quien ya ha expresado sus intenciones de obtener el Premio Nobel de la Paz, que se entregará mañana en medio de una fuerte polémica por la posibilidad de que el republicano se lleve el galardón.
Sin embargo, no es momento de echar campanas al vuelo, ya que el acuerdo pende de un hilo y podría romperse cuando llegue la hora de discutir los puntos álgidos: el desarme de Hamás y la retirada del Ejército de Israel.
¿Qué alcances tiene el acuerdo?
La primera etapa contempla la liberación de unos 2.000 prisioneros palestinos a cambio de 47 rehenes que tiene Hamás en su poder, de los cuales se cree que al menos 20 siguen con vida. Esto ocurrirá en las 72 horas posteriores a que comience el alto el fuego en la Franja de Gaza. De los presos palestinos liberados, 250 cumplen cadena perpetua en prisiones israelíes. Según el plan, el cese al fuego debería entrar en vigor 24 horas después de la aprobación del Gabinete de Israel, es decir, por la noche de este 10 de octubre.
Otro punto acordado fue que también se permitiría la entrada de camiones con ayuda humanitaria para la población palestina, que lleva meses asediada y atacada por las fuerzas israelíes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha denunciado que “una gran proporción de la población de Gaza se está muriendo de hambre” por culpa del “bloqueo provocado” por Tel Aviv.
Según la Casa Blanca, en la primera de las tres fases del acuerdo se prevé la retirada de las fuerzas israelíes de la Franja de Gaza, pero no total, sino parcialmente, es decir, que el Ejército de Israel reducirá su presencia del 80% al 53% en todo el territorio del enclave palestino. Solo entonces, Hamás tendrá un plazo de 72 horas para comenzar la liberación y entrega de los rehenes al Comité Internacional de la Cruz Roja. Y es aquí donde podrían comenzar los problemas, ya que hace unos meses fue el Estado hebreo el que rompió con el acuerdo que se había cerrado.
“Hay que ser muy cautelosos a la hora de hablar sobre los alcances de este acuerdo. Todo el mundo está echando campanas al vuelo, pero una ruptura la vimos a inicios de año, ya con Trump en el poder, cuando Netanyahu dinamitó el proceso de intercambio de rehenes. Y es que, a la hora en que ese acuerdo pasó a la siguiente fase del repliegue del Ejército israelí, Netanyahu dio al traste con la continuidad del acuerdo”, observa en entrevista con Sputnik Alejandro Salgó Valencia, doctor en ciencias políticas e internacionalista de la UNAM con especialidad en conflictos en Oriente Medio.
El analista destaca que, esta vez, Tel Aviv no prometió salirse completamente de Gaza, sino “entregar solo una parte del control de la Franja, algo que deja en una posición muy ventajosa a Israel”. Además, dice que “Hamás no tiene contemplado desarmarse porque no confía en Israel ni en EEUU, y con justa razón”.
“Una Franja de Gaza sin Hamás es presa fácil”
El acuerdo entre el Gobierno de Israel y el movimiento palestino no fue bien visto entre los sectores de ultraderecha que encumbraron a Netanyahu para mantenerlo en el poder. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, había dicho que votaría en contra del pacto por considerar que intercambiar 47 rehenes a cambio de la liberación de miles de prisioneros palestinos era “un precio insoportablemente alto”.
Tanto Ben-Gvir como Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas israelí, son ejemplos de poderosos políticos que impulsan la continuidad de la ofensiva israelí contra la Franja de Gaza. De hecho, hasta hace unas semanas, el mismo Netanyahu hablaba sobre “borrar de la faz de la Tierra” a Hamás a toda costa y “ocupar totalmente” a Gaza, pero ahora ha decidido negociar con quien prometió eliminar.
Según el plan de Trump, Gaza sería gobernada por un poder transitorio bajo la supervisión de Washington, algo que “ningún palestino aceptará, ninguna autoridad, incluida la Autoridad Palestina”, según ha advertido Osama Hamdan, uno de los altos mandos de Hamás. Por su parte, Tel Aviv ha manifestado su intención de tener el control total de la seguridad del enclave, una vez que se llegue a un alto al fuego e inicie la “reconstrucción”.
“La coalición ultranacionalista que ha mantenido en el poder a Netanyahu no está de acuerdo con que Israel no continúe hasta las últimas consecuencias, que es el exterminio de Hamás, y, hay que decirlo, de todos los palestinos, porque eso es algo que no le quita el sueño a la ultraderecha israelí. Y ojo: si cae el Gobierno de Israel, podría iniciarse el proceso para enviar a la cárcel a Netanyahu”, explica Salgó Valencia.
Según el analista, un elemento importante es que no se habla de la creación de un Estado palestino en ninguno de los puntos del acuerdo. “Por eso considero que es un acuerdo muy frágil. Y habrá que ir pensando en las consecuencias, porque una Franja de Gaza sin Hamás es presa fácil para la continuidad del genocidio palestino o de la presión, o el hacinamiento, de este. Habrá que ver qué tanto está dispuesto Hamás a abandonar Palestina”, pondera el experto.
Por último, Salgó Valencia recuerda que muchos analistas aseguraban que Hamás ya no podía continuar con la guerra, “pero en realidad Netanyahu era quien no podía seguir, porque él sabía que, si se prolongaba otro año su ofensiva, podría matar a muchos palestinos, pero sin poder acabar con Hamás”.